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My Ordination as Minister of Walking Prayer

> Traducción en Español abajo <


With gratitude and joy, I would like to share with you all that I have been ordained as a Minister of Walking Prayer! Since beginning this journey two years ago, I have experienced an infinitude of teachings & emotions, understandings and guidance. It’s been an incredible deepening into what it means to be alive now in the garden of Creation. I am so grateful for my teachers and guides for safeguarding this beautiful path of Spirit, and for patiently walking alongside me with so much care and attention to detail.


What does it mean to be a Minister of Walking Prayer? That is a personal vision for each of us, as we arrive with unique perspectives and experiences. How our personal ministry presents itself to the world will be our own unique expression, a culmination of our cultures, traditions, values, experiences, callings, and the inner guidance of Spirit. As humans and spiritual beings, we collectively hold the intention of living in sacred reciprocity and collaboration with our mother earth and serving our communities. My ordination is a vow to open my heart, bow to the mystery, and offer my support to those who seek it with wholeness and with peace. It’s a commitment to serving in harmony, balance, love, integrity, humility, and joy. I am humbled to receive so much, and excited to see how my ministry continues to unfold.


I’ve sometimes joked with friends about being on the “slow road” to awakening. Today we have so many choices in the medicine wheel of life. For me, I knew that serve fully, I needed the support of a community that embodied the qualities of conscientious wholeness and meticulous integrity, was inclusive of all spiritual paths, and provided enough time and space for true learning and transformation to occur. For two years my cohorts and I were held in a simmering alchemical container in which we could reflect, grow wings, falter, heal, examine our shadows, understand, be in divine communion, and slowly integrate lessons. “Don’t get ahead of the medicine,” say my teachers. There’s no rush, for we are timeless. I’m happy to be on this beauty way, alongside my elders, guides, teachers, mentors, sisters, brothers. We are all learning and remembering who we are and how to be both human being and being of light.


With great gratitude I bow to each of you, to your families and all my relations, to the seven directions, and all the generations to come. Thank You!

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Con gratitud y alegría, me gustaría compartir con ustedes que he sido ordenado como ministro de oración caminante! Desde que comencé este viaje hace dos años, he experimentado una infinidad de enseñanzas y emociones, entendimientos y orientaciones. Ha sido una increíble profundización en lo que significa estar vivo ahora en el jardín de la Creación. Estoy muy agradecida con mis maestros y guías por salvaguardar este hermoso camino del Espíritu y por caminar pacientemente a mi lado con tanto cuidado y atención.


¿Qué significa ser un ministro de oración caminante? Esa es una visión personal para cada uno de nosotros, ya que llegamos con perspectivas y experiencias únicas. La manera en que nuestro ministerio personal se presente al mundo será nuestra propia expresión única, la culminación de nuestras culturas, tradiciones, valores, experiencias, llamamientos y la guía interna del Gran Espíritu. Como seres humanos y seres espirituales, sostenemos colectivamente la intención de vivir en reciprocidad sagrada y colaboración con nuestra madre tierra y al servicio de nuestras comunidades. Mi ordenación es un voto para abrir mi corazón, inclinarme ante el misterio y ofrecer mi apoyo a aquellos que lo buscan con plenitud y con paz. Es un compromiso de servir en armonía, equilibrio, amor, integridad, humildad y alegría. Me siento muy honrada de recibir tanto y emocionada de ver cómo mi ministerio continúa desarrollándose.


He bromeado con amigos sobre estar en el "camino lento" hacia el despertar. Hoy tenemos tantas opciones en la rueda de la medicina de nuestra vida. Me di cuenta que para servir plenamente, necesitaba el apoyo de una comunidad que encarnara las aptitudes de ética e integridad meticulosa, que incluyera todos los caminos espirituales y proporcionara el tiempo y el espacio suficientes para que un verdadero aprendizaje y transformación pudieran suceder. Durante dos años mis cohortes y yo nos mantuvimos en un recipiente alquímico a fuego lento en el que podíamos reflexionar, crecer alas, vacilar, sanar, examinar nuestras sombras, comprender, estar en comunión divina e integrar lentamente las lecciones. "No se adelanten a la medicina," dicen mis maestros. No hay prisa, porque somos infinitos. Estoy feliz de estar en este hermoso camino, junto con mis mayores, guías, maestros, mentores, hermanas, hermanos. Todos estamos aprendiendo y recordando quiénes somos y cómo ser tanto seres humanos como seres de luz.


Con gran gratitud, me inclino ante cada uno de ustedes, ante sus familias y todas mis relaciones, a las siete direcciones y las generaciones futuras. ¡Gracias!





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